En la Antigüedad, al igual que en épocas posteriores, el espejo tuvo una altísima demanda como símbolo de la feminidad. Este es un ejemplar de perfil continuo, decorado con un motivo mitológico que refiere una escena con Dionisos, dios del vino y las fiestas - o su equivalente etrusco- junto a un séquito femenino integrado por su consorte Ariadna y una diosa alada. De la zona cóncava que separa el disco del mango surgen dos tallos vegetales que se separan contor-neando el borde del disco hasta en-contrarse en el punto superior central, marcado por una flor. Ambos motivos decorativos, los tallos y la escena central están separados por una línea casi borrada.